(Escrito por Guillermo Horacio González, presentación disponible al final del artículo)
Mi búsqueda constante de viejos recetarios en la gastronomía mexicana me ha llevado a preguntar en la Universidad en la que trabajo (y sabiendo que su biblioteca guarda algunas maravillas con respecto a esto) he podido ver las publicaciones gastronómicas más antiguas que tienen.
Ante la sorpresa, me trajeron uno de los tomos del Códice Florentino, escrito por Fray Bernardino de Sahagún (quien vivió entre los años 1499 a 1590).
Cuenta la historia que dicho fraile inicia su trabajo a finales del año 1575 y terminando 1577 concluye la versión de éste, tal cual como la conocemos ahora.
Dicha gran labor no la realizó solo, sino que recibió mucho apoyo de escribanos y pintores procedentes principalmente del Imperial Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco (ubicado en la ciudad de México), lugar donde Sahagún trabajó en sus principales obras.
Hoy quiero compartir algunas hojas del Códice que han sido capturadas con un escáner especial y son las correspondientes a la preparación de algunos alimentos, usos y costumbres de esa época.
En ellas podemos observar dibujos auténticos de representaciones con escenas de los indígenas, con la planta de maguey, de la cual han sacado bebidas nacionales y que han sido parte de la cultura gastronómica y tradicional del territorio mexicano durante años.
Los pasatiempos de los habitantes de la época, en los que la religión y sus creencias hacía parte del día a día. Este documento nos demuestra que las armas que utilizaban para la caza de animales también eran utilizadas en los juegos grupales.
Los aderezos que utilizaron en esa época, pero no los aderezos que conocemos en la actualidad para condimentar la comida, sino los que utilizaban los señores de la guerra para adornarse, ya que ellos eran los principales protagonistas de la historia de esas generaciones.
O la sección de las comidas, en donde el tamal era el principal protagonista, mencionados por tipo de masa, color y las carnes con que los acompañaban (las preferidas: la gallina y las codornices), vendidos en los “tianguez” (mercados públicos mexicanos de la época). Pero además de tamales y masas; potajes de la época con carne de gallina, mezclada con tomates, chile amarillo y semillas de calabaza a los que llamaban “totolin patzacalmollo”.
Sahagún también nos muestra la convivencia de los indígenas con el cacao como bebida sagrada, que era ofrecida a los dioses como ofrenda para halagarlos y los utensilios que utilizaban para prepararlo… ¡todo un ritual azteca!
El Códice menciona la importancia de la justicia para los habitantes locales y su manera de mantener el orden. Los dioses y demonios de la época (animales que intimidaban a la población para mantener el orden en sus grupos) como eran águilas, tigres, osos, etc.
Para terminar esta pequeña reseña, podremos observar que una de las columnas está escrita en Náhuatl y la otra en español de la época.
Este documento es realmente valioso, ya que es una de las referencias más antiguas en lo que se refiere a comida mexicana.
Espero que lo disfruten tanto como yo, porque estas cosas son las que tenemos que recuperar y saber resguardar.
Aquí abajo pueden ver las imágenes del documento.